domingo, 31 de julio de 2011

Muerte y resurrección de Pancho Villa

Muerte y resurrección de Pancho Villa

Por René González

Pancho Villa murió emboscado el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua. El historiador Friedrich Katz, escribió en su monumental biografía sobre el personaje: "nunca será posible establecer, de un modo definitivo, si el responsable fue en última instancia Álvaro Obregón o Plutarco Elías Calles. Por una parte el asesinato se le adjudicó a Obregón; aunque Calles era secretario de Gobernación y, por tanto, tenía autoridad sobre la policía, pero no poseía ninguna sobre el ejército, que estuvo claramente implicado y quedaba dentro de la esfera de influencia de Obregón; por otra parte, Calles, que era el candidato oficial a la Presidencia tal vez tendría más que ganar con el asesinato".[i]

Pues será el sereno… lo que es muy cierto es que Villa es y ha sido incomodo para el poder, las elites políticas y económicas aceptan a regañadientes sus menciones en los discursos oficiales, uno de sus más logrados monumentos fue reubicado detrás de los árboles del Parque de los Venados -casi escondido-, y no hay una calle de Francisco Villa en el Centro Histórico de la Ciudad. No obstante Villa vive en el santoral laico del pueblo y en su corazón, su estampita hace favores a los lugareños del Norte, es el Robin Hood mexicano, el bandolero social, el Centauro de Norte, el mítico revolucionario con la mirada penetrante, desafiante e indomable. Aunque yo prefiero su mirada picara… traviesa.

Villa robo vacas, ajustició a violadores, fue soldado, escapó al Ejército, atendió carnicerías, jugó a los gallos, tomó malteadas de fresa, tuvo esposas por racimos sin divorciarse de ninguna, robó a los ricos para repartirlo a los pobres, fue héroe de filmadores de películas de vaqueros, contó historias increíbles en las fogatas de la guerra, escapó a prisiones y fusilamientos, lloró a Francisco Madero en su tumba, gobernó Chihuahua cuatro semanas haciendo una docena de reformas y decretos a favor del pueblo, abarató el precio de la carne, fundó decenas de escuelas, apoyó a niños huérfanos, confiscó tierra y riqueza a las 17 familias de la oligarquía de Chihuahua, se sentó en la silla presidencial al lado de Zapata, imprimió sus propios billetes, financió la revolución con ganancias de casinos, invadió Columbus en EEUU, vivió en una cueva de la sierra, organizó el más grande ejército revolucionario del pueblo: La División del Norte que llegó a los 100 mil hombres,[ii] venció al Dictador Porfirio Díaz, y al usurpador Victoriano Huerta… se dio tiempo para protagonizar la Revolución Mexicana, la revolución social y popular, y todavía ha tenido tiempo para animar las revoluciones por venir…

En lo militar, son memorables las Batallas de Torreón y Zacatecas con Pancho Villa cabalgando al frente de sus tropas, con las indetenibles cargas de caballos al ataque. El “tren de Troya” dónde Villa hizo de la derrota una victoria al tomar por sorpresa con dos mil hombres a bordo de un tren de carbón la fronteriza Cd. Juárez cuando los federales jugaban al póker pues lo hacían derrotado. En lo político, acompañado de su visionaria pareja el Gral. Felipe Ángeles, Villa respaldó la Convención Revolucionaria de Aguascalientes, génesis de las reformas que se condensaron en la Constitución de 1917, y tuvo la idea de que el poder no era para las personas sino para los proyectos de transformación.

En lo social, Villa inventó el villismo al procurar a los huérfanos y viudas de la Revolución, al abrir escuelas, al expropiar molinos para bajar el precio de la harina y beneficiar a los desprotegidos. Al respecto Katz escribió:

“La ideología de Villa tuvo siempre consecuencias concretas. Su odio a la oligarquía se manifestó en la confiscación de sus tierras y propiedades. Su convicción de que debía producirse una redistribución de la riqueza se expresó en los masivos repartos de alimentos y otros bienes a los sectores más pobres de la sociedad. Su compromiso con sus soldados se reflejó en las enormes sumas que dedicó a los heridos, y a los huérfanos y viudas de esos hombres.”[iii]

No se podría explicar a Pancho Villa sin los caudillos y los pueblos enteros que se sumaron a su causa desde el país villista ubicado entre Chihuahua, Durango y Coahuila. Desde Cuchillo Parado hasta la comarca lagunera. Los que venían de las guerras contra las invasiones apaches, que vieron como los terratenientes se apoderaron a sangre y fuego de sus ranchos, los que enviaron cartas de protesta por las buenas a los políticos por los abusos y no obtuvieron respuesta, los que formaron pacíficos clubs anti reeleccionistas para luchar políticamente y fueron reprimidos, los que no les quedó otro camino que tomar las armas y resarcir décadas de agravios.

Villa fue un precursor, su impulso a la Convención Revolucionaria y su jugada maestra al invadir Columbus, radicalizaron el contenido de la Constitución de 1917, sus actos revolucionarios contra los hacendados prepararon el camino para los grandes repartos agrarios durante el cardenismo.

El miércoles 20 de julio de 2011 recordamos a Francisco Villa en un modesto evento en la colonia Los Arenales, una de las colonias más pobres de la ciudad, paradójicamente de la Delegación Venustiano Carranza…. Un colono llegó con una polvosa foto de Villa, la presumió entre la concurrencia.

Al oído casi, el colono, un maestro jubilado, me dijo: “Hoy no más calles con el nombre de Pancho Villa, Villa no es de bronce, es de carne y hueso, Villa cabalga y volverá a cabalgar, propaguemos sus enseñanzas, promovamos su vigencia, en un México a oscuras, anunciemos su reaparición.”

[i] Katz, Friedrich. Pancho Villa, México, Era, 1998.

[ii] Ibid, Tomo II, Pag.410

[iii] Ibidem. Pag. 411

Este texto forma parte de la columna Por la calle del desengaño que escribo los domingos en Facebook.

Contacto: subrana@hotmail.com