viernes, 10 de agosto de 2012

¿Qué sigue?

Por René González. “Hay algunas derrotas más triunfantes que victorias…” Montaigne Hay muchos ejemplos en la historia de México de la capacidad de resistir y remontar la adversidad del pueblo y dirigentes cercanos a los sentimientos profundos de la Nación. No habría cardenismo sin la lucha previa de los jinetes, los rancheros, los mineros, y los hombres del campo que organizaron a sus pequeños pueblos y comarcas para luchar al lado de Pancho Villa y morir con él antes de 1923, en combate, por muerte violenta o fusilados, sin ver el triunfo de sus anhelos, que llegó para el pueblo una generación después con el reparto agrario, la expropiación petrolera y la educación popular impulsadas por el General Lázaro Cárdenas del Río, a fines de los años 30 del siglo pasado y más de una década posterior a la muerte del último de los villistas. No habría un Francisco Madero y su llamamiento del 20 de noviembre de 1910 sin los clubes liberales inspirados y formulados por las posiciones y la perseverancia del gran anarquista mexicano Ricardo Flores Magón, perseguido y preso por sus ideas que abrieron brecha a la locomotora de la Revolución. No habría Juárez sin Morelos, no habría Melchor Ocampo sin Miguel Hidalgo. La lucha de hoy es sólo semilla para el mañana, eso y tan solo eso. ¿Cuantas veces hemos visto la misma película? Rebase de topes de campaña, uso faccioso del aparato de gobierno, financiamiento paralelo y de dudoso origen, manipulación de encuestas con fines propagandísticos, compra y coacción del voto, cooptación de cuadros, injerencia indebida de las televisoras, anomalías en la jornada electoral, rasuramiento o engorda del padrón electoral, crímenes políticos, boletas electorales de más o de menos, carrusel, urnas embarazadas, casillas zapato, tinta no indeleble, caída o manipulación del sistema de computo, y autoridad electoral corrompida... No obstante esa vieja película del poder llamada proceso electoral, no hay motivos para el desanimo, existe en nuestro país un movimiento plural, democrático, colorido que sin permitirse las trampas representa una clara mayoría. Es una fuerza a la que le asiste la razón, la historia y la capacidad transformadora. En pleno siglo XXI no habrá conservadurismo capaz de detener la voluntad de cambio verdadero del pueblo. El México atrasado, corrupto y autoritario va caer más pronto que tarde. Nuestro movimiento resistió un ominoso sexenio dónde la intención de la derecha era aniquilarnos. No sólo enviamos al PAN al tercer lugar, sino logramos más de 15 millones de votos en los cómputos oficiales, más votos incluso que en 2006. Dependerá de la claridad para advertir el futuro, para leer el papel que nos corresponde a cada quien, la posibilidad cada vez más cercana de recuperar la Patria para todos. ¿Qué sigue? Es una pregunta que nos hemos hecho desde la noche para olvidar del 1 de julio, también la hicimos una noche de julio de hace seis años. Quizá se la hicieron los zapatistas cuando emboscaron a traición al General en jefe del Ejercito Libertador del Sur Emiliano Zapata, o cuando Villa se escondió herido gravemente de una pierna en las cuevas de la Sierra mientras los marines norteamericanos silbaban una canción a unos metros persiguiéndolo sin éxito tras invadir Columbus. Qué sigue debió haberse preguntado Felipe Ángeles la noche de la Decena Trágica el único jefe militar y leal a Madero tenía que escoger entre la muerte y el exilio. ¿Qué sigue? La pregunta que brota ante el descaro y la codicia de los triunfos pírricos de traidores a la Patria que parecen invencibles. Pero no lo son, no son invencibles, la historia así lo demuestra. Porque la historia también está hecha de aparentes derrotas que al cerrarse un ciclo son solo otra estación en el camino… Un componente fundamental de los más de quince millones de votos que significan la mayoría más crítica, activa y tenaz del México reciente, es el Movimiento Regeneración Nacional, el MORENA, construido a contracorriente del sistema político y en algunos casos de los propios partidos de izquierda, por miles de militantes honestos, voluntarios y firmes en sus convicciones. Amas de casa, profesionistas, estudiantes, obreros, campesinos, productores, comerciantes, artistas, y un amplio mosaico de hombres y mujeres libres desde Aguascalientes hasta Zacatecas, desde Tijuana hasta Campeche dieron sus horas a la organización de la esperanza. No olvide la izquierda institucional que el MORENA ha sido el motor y la organización que promovió y defendió el voto, con medios propios, por convicción, sin recursos, y ante la adversidad. No olvide la izquierda en las cámaras que la agenda legislativa no la marcan las cúpulas partidistas, sino el pueblo, que representa el MORENA, los protagonistas del cambio verdadero, a quienes en gran medida deben sus posiciones. ¿Qué sigue? Sigue seguir luchando, la lucha sigue, sigue y sigue… dirán los más sabios y jóvenes viejos desde la historia, voces que han viajado en ese tren que no se detiene, del cuál algunos se bajan y otros suben pero que sigue su marcha. Quizá la pregunta ¿Qué sigue ahora mismo? siga en el tintero, y necesitemos de reflexiones o discusiones sobre todo si la enfocamos en el ámbito de políticas, posturas y acciones concretas ante la imposición y la realidad política de ello. Más allá de la óptica coyuntural, en mi opinión si tengo alguna respuesta para la pregunta ¿Qué no sigue? No sigue esperar hasta el 2018. No sigue permitir la privatización del petróleo, no sigue permitir los monopolios principalmente el de Televisa, no sigue una Ley electoral tan inútil e ineficaz para garantizar elecciones libres y limpias, no sigue la guerra absurda, no sigue la muerte de miles de mexicanos cada año por crimen, violencia o hambre, no siguen los feminicidios, no sigue la exclusión de millones de jóvenes de la educación y el empleo... Decía el predicador estadounidense James F. Clarke "Un político piensa en la próxima elección, un hombre de Estado piensa en la próxima generación." Sea desde el liderazgo personal o colectivo, la lucha por un mejor país será de todos los días, en todos los frentes posibles, y no sólo en la limitada agenda electoral. Es la hora de hacer valer desde ya en cualquier circunstancia los quince millones de votos por el cambio verdadero. Reiteramos nuestro rechazo a la imposición y la “presidencia” pre-pagada, nuestra postura de que la lucha sea pacífica y democrática, nuestra apuesta por la unidad de todas las izquierdas y de sus actores contra el neoliberalismo, y nuestro respeto a todas las posiciones honestas y aliadas ante un porvenir oscuro. La lucha sigue, sigue y sigue... No claudicaremos, tenemos la frente en alto, estamos en pie de lucha. La derrota es de quienes usan la mentira y el odio para lograr ambiciones personales o de grupo, la victoria es soñar siempre una Patria para el humillado. En ese sueño nos encontraremos siempre. *Esta columna forma parte de los textos Por la calle del desengaño que escribo en Facebook.