lunes, 11 de abril de 2011

Vive Latino para todos y el monopolio CIE-OCESA

Por la calle del desengaño* Vive Latino para todos y el monopolio CIE-OCESA (Segunda Parte) Por René González *Con la colaboración de Olga Martínez Programa General de Desarrollo 2007- 2012 del Gobierno del DF señala entre sus objetivos: “Universalizar el acceso al arte y la cultura, y llevarlos a los espacios públicos, a las colonias y barrios populares.” Y en especifico plantea: “Hacer de la Ciudad de México una capital cultural con la presencia de festivales internacionales en los espacios públicos de las colonias y barrios populares.”[1] En su “misión” la Corporación Interamericana de Entretenimiento, CIE; de la cuál OCESA forma parte,[2] señala: "Creamos alegrías al poner al alcance de los sectores más vulnerables de la sociedad, la magia de las emociones, del entretenimiento y del poder transformador de la alegría.”[3] Habría que subrayar: “sectores más vulnerables”. Bajo estos preceptos no es descabellado pedir a Gobierno y Empresa un concierto gratuito dentro de la programación del Festival Vive Latino, con mecanismos precisos para favorecer la equidad en el acceso a la oferta cultural, y para que los chavos que cuando mucho asisten una vez al año a conciertos (uno de cada de dos de acuerdo a datos de Evalúa DF) puedan hacerlo con mayor frecuencia. Además, existe un instrumento jurídico para que a cambio de la explotación que CIE- OCESA realiza de los teatros, auditorios, estadios y foros de la Ciudad (algunos construidos con recursos públicos como el Palacio de los Deportes), haya una retribución a la sociedad vía el gobierno. Tal instrumento es el Permiso Administrativo Temporal Revocable, PATR, por el cuál CIE- OCESA paga sólo 20 millones de pesos al GDF, una cantidad muy menor si se toma en cuenta que CIE-OCESA reportó ingresos -por sus conciertos- cercanos a los 2 mil 274 millones de pesos en 2010. El PATR data de 1993, y se refrendó en 2003 hasta el año 2013. “Este permiso establece una contraprestación mensual fija, sin condiciones especiales particulares que representen costos excesivos para OCESA. La contraprestación mensual establecida varía con base a lo siguiente: 1. El 6% del ingreso total neto de impuestos, tratándose de espectáculos con venta de boletos. 2. El 33% del valor de la factura por los eventos donde no exista taquilla. 3. El 33% de los ingresos totales netos del impuesto al valor agregado, tratándose de ventas de espacios publicitarios. 4. El uso de las instalaciones, sin cargo alguno, para eventos del GDF y el uso de tres palcos en cualquier evento. 5. El contrato no establece contraprestación en caso de que no se registren ingresos.”[4] Y otro argumento que de cumplirse sustenta la demanda de una fecha gratuita del Vive, y es la concesión del Foro Sol: “El GDF otorgó a SERVIMET un permiso administrativo, con vigencia de 15 años, con vencimiento en 2012 y OCESA recibió, mediante un contrato al mismo plazo, derechos que le permiten construir y operar un Foro Permanente (el Foro Sol) ubicado dentro del Autódromo Hermanos Rodríguez, destinado a la realización de espectáculos masivos de tipo deportivo, cultural y musical, tales como megaconciertos, eventos de automovilismo, motociclismo y otros. Como contraprestación, OCESA pagará al GDF el equivalente al 10% de los ingresos brutos que se reciban. El 10 de noviembre de 1999, SERVIMET le otorgó a OCESA la autorización para la adecuación del Foro, con el fin de utilizarlo como estadio de béisbol, de manera adicional a la realización de los espectáculos públicos autorizados en este inmueble. Adicionalmente, se le otorgó la autorización para la construcción de un puente peatonal que comunique el Foro con las instalaciones del Palacio de los Deportes. Con motivo de lo anterior se originaron modificaciones a las contraprestaciones pactadas originalmente, como se muestra a continuación: 1. OCESA otorgará 24 días calendario dentro de cualquier año de corte, libres de renta, para el GDF (18 días de estos serán destinados para eventos gratuitos del D.F. y 6 a la presentación de eventos onerosos). 2. OCESA producirá un espectáculo público masivo, en una de las fechas reservadas para eventos onerosos del GDF, cuya utilidad neta (de haberla) se aportará al Fondo del Deporte del D.F. 3. La construcción del puente peatonal pasará a ser propiedad del GDF. 4. OCESA aportó 4 millones por una sola ocasión y 500 mil pesos anualmente, a partir de abril de 2001 a favor del Fondo del Deporte del D.F. (prorrateadas en doce mensualidades). 5. OCESA no tiene obligación alguna de inversión durante el plazo de vigencia del permiso administrativo. 6. Se establece una garantía mínima de $1,530,000, que actualizados con Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) al cierre de diciembre da como resultado un importe de $2,194,339.”[5] Si se cuenta con buenas intenciones, si existe un instrumento jurídico, que incluso detalla cláusulas tan precisas como la que establece, y vuelvo a citar: OCESA otorgará 24 días calendario dentro de cualquier año de corte, libres de renta, para el GDF (18 días de estos serán destinados para eventos gratuitos del D.F. y 6 a la presentación de eventos onerosos). Si se cuenta con todo ello, lo único que falta es voluntad. Voluntad para que los festivales y conciertos no sean sólo para una elite y que exista también una opción cultural de primer nivel para los jóvenes más desfavorecidos económicamente (un reconocimiento para los chavos que de manera loable trabajan y hacen un gran esfuerzo por comprar un boleto de más de 500 pesos y ver a su banda preferida). Las luchas de la sociedad civil en México en el siglo XXI en gran medida se tendrán que centrar en el fin de los monopolios, sólo en nuestro país se dan tales abusos de dichos monopolios, de telecomunicaciones, cultura, alimentos, etc., con tarifas o cobros excesivos de los servicios que brindan o los productos que venden, con nulas condiciones laborales (precariedad) para la mayoría de sus empleados, y en el contexto de una excesiva permisividad de gobiernos que les brindan a unos cuantos un paraíso para enriquecerse. Con más razón en la Ciudad de México y en el tema de la cultura, se tiene que marcar un claro contraste con lo que ocurre a nivel federal, si de verdad se quiere gozar de credibilidad y en la perspectiva de construir un proyecto alternativo. Y si de monopolios hablamos, CIE- OCESA está claramente blindado por otros corporativos con las mismas prácticas monopólicas, a partir de su alianza con Telmex, Banamex, y Ticketmaster “la compañía líder a nivel mundial en venta de boletos”, y del hecho que Televisa posee el 40% de las acciones de OCESA, por ello tampoco es casual que los últimos eventos gratuitos del Zócalo hayan tenido el sello de la televisora. En el tema de los grandes espectáculos, CIE- OCESA se ha ubicado como la tercera firma que más boletos vendió, con un total de 3.7 millones de billetes comercializados, de acuerdo a la medición del 2007. No obstante, en 2008 firmó un acuerdo de expansión con la firma más poderosa, la estadounidense Live Nation que de acuerdo a la misma medición vendió 36.2 millones de boletos para espectáculos, y que opera 155 localidades en 19 países y anualmente organiza cerca de 16 mil eventos. Para darnos una idea mayor del potencial de CIE- OCESA, sólo basta decir que Live Nation su nuevo aliado tiene una vasta red de negocios que incluye la promoción de presentaciones para mil 500 artistas, entre los que destacan Madonna, The Police, The Rolling Stones, The Who, U2, Van Halen y el Cirque De Soleil. Cuenta con más de 500 patrocinadores, entre ellos las firmas de telefonía y telecomunicaciones AT&T (EU), Nokia (Finlandia) y Rogers Communications (Canadá). En la Ciudad de México los grandes festivales masivos de rock tienen su origen en los años de resistencia post- Avandaro, cuando el rock se enraizó en la periferia, y sobre todo en los festivales de oposición, y de solidaridad con las comunidades indígenas de Chiapas luego del alzamiento zapatista de 1994. El monopolio cultural de la derecha rebasó a la izquierda por la izquierda en la ciudad, se apoderó de los símbolos, identidades y signos de la contracultura juvenil, “estandarizó los gustos y constriñó la oferta destinándola a un público de elite” y cerró la puerta a toda una generación para impedir que se encuentre consigo misma y sobre todo que pueda organizar grandes iniciativas culturales. Y lo que viene: Ahora los festivales son “Una Industria en Expansión”, recientemente al Vive Latino se ha añadido su primo “el Vive Grupero” de la misma matriz para encuadrar también ese genero y su público a los intereses del monopolio. Está claro que el Festival Vive Latino y “La comunidad más poderosa del rock” es para CIE- OCESA “un nicho” en el mercado de los espectáculos que ha dado al consorcio grandes dividendos y un vínculo con grandes transnacionales. En contraparte cientos de miles de jóvenes no pueden acceder a una vida cultural por ello no es tema superficial o frívolo. El balón está y estará en la cancha del Gobierno de la Ciudad -no sólo para buscar una fecha gratuita del Vive Latino-, sino esencialmente el reto será para la administración que emane de las urnas en 2012, pues entre 2012 y 2013 se tendrá que rectificar o ratificar el Permiso Administrativo Temporal Revocable, y los permisos para la administración de varios inmuebles. Si se rompe el monopolio habría grandes beneficios para la Ciudad de México y sus jóvenes, tomando en cuenta el auge del mercado del espectáculo, ¿Cuántas cooperativas o pequeñas y medianas empresas en materia de arte y cultura, turismo, producción, sonorización, nuevas tecnologías, seguridad, servicios de limpia, alimentos, difusión, recuerdos, etc., se podrían desarrollar desde los jóvenes y a su favor? * Por la calle del desengaño es el nombre de esta columna semanal que escribo en Facebook. subrana@hotmail.com [1] Programa General de Desarrollo 2007- 2012. GDF. p. 53. [2] OCESA se funda en 1990 y en 1995 forma parte del grupo CIE, una “sociedad controladora para consolidar sus empresas subsidiarias." [3] Fundación CIE. [4] Datos proporcionados por Olga Martínez. [5] Ibid.