miércoles, 8 de abril de 2009

A todo el personal

Acá, todo el personal, tenemos nuestras propias leyendas que explican la complejidad del universo. De otra manera no podriamos vivr.

Al principio, todo era el delta del Missisipi; un negro llamado Robert Johnson, muy jóven, empezaba a rifar con una guitarra acústica las primeras notas de una música que serían el pecado original, El Blues; pero el diabo, al darse cuenta que esa música sería la puerta a la percepción donde las cosas se ven infinitas, en el cruce de la autopista 61 con la 49, se le apareció, y le ofreció ser el mejor guitarrista a cambio de su alma, lo cúal se llevo a cabo.

Dios, lleno de envidia, pues también ya había sido seducido por aquella extraordinaria música, hizo nacer en el año de 1943 aun niño negro llamado James Marshall Hendrix, en donde el mismo Dios encarnaría, pues no se quería quedar con las ganas de tocar la lira, y mostrarle al diablo que el también traía el blues por dentro.

Así la historia del rock, siempre se ha tratado de una lucha entre la vanidad de Dios y el Diablo. Sin embargo, hay angelitos, testigos cercanos, que decifran esta lucha y nos hacen entender mejor y más divertida el desarrollo de esta guerra, que durará todos los tiempos. No más que, a estos angelitos, de tanto volar, luego se les olvida como aterrizar.

Es el caso de nuestro queridísimo Guru, Don José Agustín. Ya llegaremos a reclamarle algún día al todo poderoso por no poner una escuela de aterrizaje para angelitos, por mientras, no nos achicopalamos, como dice el Ritual, seguira usted, "Undernath the sun and in front of god" y el sondtrack, que ya se conoce como funerario, de "The house of the rising sun" ya lo guardamos bajo llave para no ponerlo en la consola sino hasta dentro de mucho tiempo. Le mandamos buena vibra, hasta la ciudad de los angeles, para despues decir salud. Bueno, nosotros ya empezamos.

Por Jacobo Venegas