miércoles, 12 de noviembre de 2008

Voces de la Crítica y la Autocrítica

DECADENCIA ESTUDIANTIL

Por Marco Macías

Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Unidad Ticomán

Asociación Politécnica Estudiantil de las Ciencias de la Tierra

El movimiento estudiantil de 1968, en la mayoría de la comunidad estudiantil de la actualidad ha quedado en el olvido, esto lo confirma el hecho de que cuando se acerca la fecha de recordar el ¿por qué? de tan importante suceso que de alguna manera permitió a nuestra nación acercarse un poco más a esa democracia tan anhelada y ahora casi inalcanzable, el estudiante contemporáneo levanta la voz sólo para afirmar que el 2 de octubre es un pretexto para faltar a clases y ser laxos en sus actividades académicas, además, con ayuda de los medios masivos de idiotización, el estudiante contemporáneo tiene la estólida idea de que la marcha conmemorativa para recordar a las víctimas de la masacre que ejecutó el Estado de la manera más autoritaria y absolutista, tiene la única intensión de provocar y hacer desmanes durante el transcurso de la misma, al mas puro estilo porril que en la actualidad la derecha yunquista quiere reactivar con ayuda de la balcanización que provoca el futbol americano y la división social dentro de los planteles académicos.

El 2 de octubre se ha olvidado porque cuando cantamos el himno nacional en el zócalo en un mitin por la defensa del petróleo y el respeto a la soberanía nacional, volteo a mi alrededor y los presentes no rebasan la decena de estudiantes, contrastando con tiempos pasados cuando los estudiantes encabezaron en nuestro país las luchas sociales y representaban la voz popular con sus consignas y causas de lucha, tomando el zócalo capitalino como trinchera de lucha política y social.

El 2 de octubre ha quedado en el olvido porque al igual que sucedió después de la masacre en la plaza de las tres culturas, cuando los medios masivos de información dieron la espalda a las víctimas de la brutalidad y la demagogia del Estado manejado por malas manos, y la población no exigió transparencia y ética en la difusión de la información; en la actualidad sucede lo mismo, los medios de comunicación han sido cooptados por un grupo de potentados y plutócratas que manejan la consciencia social de la nación a su placer y beneficio y una vez más el pueblo no exige ni recrimina los malos manejos de la información.

El movimiento estudiantil actual está en una grave decadencia porque no logramos organizarnos ni identificarnos, se ha caído en la sectarización y la división entre colectivos, grupos y sociedades estudiantiles, no existe una lucha común del estudiantado; a muy pocos les importa exigir la gratuidad en la educación, nos hemos convertido en cómplices pasivos de los malos manejos y de la orientación perversa a la que están dirigiendo la formación académica de nivel medio superior y superior a través de los nuevos modelos educativos. La intención del modelo capitalista y ahora neoliberal ha sido y siempre será que menos mexicanos tengan acceso a la educación superior, porque un pueblo inculto es fácil de manipular y de explotar.

La apatía, ignorancia e indiferencia del estudiante contemporáneo hacia las cuestiones políticas y sociales por las que atraviesa nuestro país, aumentan la eficacia de las acciones de los neoliberales al querer acabar con la educación superior gratuita, sólo somos meros espectadores de cómo las autoridades aumentan las cuotas y ponen cada vez más obstáculos para ingresar a las escuelas y universidades públicas.

El pensamiento que inunda las mentes de los compañeros y colegas, muchas veces por necesidades económicas más que por convicción o decisión propia, es prepararse académicamente para después conseguir un empleo ya sea en trasnacionales extranjeras o cualquier empresa que a final de cuentas nos tratará como obreros sin aspiraciones mayores a las de una remuneración económica para vivir cómodos.

Esto se logra día a día cuando el alumno simplemente acude a la escuela para encerrarse en una burbuja impermeable a los problemas del exterior y hacer todo lo que les indica su mentor, sin cuestionar o analizar objetivamente por qué o para qué se hace, ni se realiza una crítica sana de las condiciones en que se imparte la educación, la mayoría de los alumnos lejos de ser el motor y los actores principales del plantel académico, nos hemos convertido en seres contemplativos y receptores de todo lo que se nos impone, sin más sentido de la crítica que el de una papa. Esto se vuelve peligroso cuando se mantiene esa actitud estática cuando ya se está en la industria y se permite la violación de los derechos laborales sin hacer algo al respecto, y peor aún, cuando se continúa con actitud pasiva y receptiva al ser ciudadano y permitir que gobierno y empresarios infrinjan con impunidad la ley para beneficio propio.

Al parecer la solución es simple pero ambigua, sólo tenemos que reunir juventud con experiencia, aprovechar que siguen presentes aquellas generaciones de estudiantes combativos y conscientes, ahora siendo importantes profesionistas, para aprender, continuar y mejorar el trabajo que ellos comenzaron, porque por el simple hecho de pertenecer a una escuela de educación pública, tenemos el placer y la obligación de retornar al pueblo con creces el esfuerzo que hace por mantener con sus impuestos un sistema educativo relativamente gratuito.